CONOCE A CONCHA ESPINA: LA PRIMERA MUJER ESPAÑOLA CANDIDATA AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA
En 1910 publica Despertar para morir y en 1912, Agua de nieve. En 1914, La esfinge maragata, objeto de la concesión del Premio Fastenrath de la Real Academia Española. En esa época es ya conocida en Madrid su tertulia semanal, "los miércoles de Concha Espina", en la que participan, entre otros intelectuales, Antonio Maura, Ortega y Gasset, Ricardo León, Antonio Machado, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Pilar Valderrama y Félix García, un sacerdote escritor y crítico de su obra.
En 1916 escribe la novela La rosa de los vientos y el ensayo Mujeres del Quijote. Entre 1916 y 1920 publica narraciones cortas, caracterizadas por la agilidad con la que presenta a sus personajes, la candidez de las situaciones, el lenguaje pleno de lirismo, la fina observación del detalle y el alarde imaginativo de las descripciones. Destacan las incluidas en Ruecas de marfil (1917), entre las que puede señalarse El Jayón.
En 1920, con la publicación de El metal de los muertos, de marcado corte social, se produce el segundo gran éxito novelístico de Concha Espina, y su obra se reconoce internacionalmente, siendo traducida en diez idiomas. Otras obras importantes son Dulce Nombre (1921), novela con protagonista femenina; El cáliz rojo (1923) y Tierras del Aquilón (1924)
En 1926 escribe Altar Mayor, objeto de la concesión del Premio Nacional de Literatura. En 1927, Alfonso XIII le concede la Banda de Damas Nobles de la Reina María Luisa, entregada por primera vez por méritos literarios, y el cambio de nombre para su localidad materna, Mazcuerras, que en adelante se llamará Luzmela, en homenaje a la novela con la que se dio a conocer. Le ofrece además un título nobiliario, el de marquesa de Luzmela, que ella no acepta.
En 1928 se propone su candidatura a la Real Academia Española. Viaja a Estados Unidos, invitada por el Middelbury College, y también a Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico, en una representación cultural a petición de Alfonso XIII. Allí elogia la cultura, las tradiciones, la religiosidad y la idiosincrasia española, mientras comenta sus novelas en varias conferencias. En Nueva York le es concedida la Medalla de Arte y Literatura de la Hispanic Society, institución de la que será vicepresidenta en 1943.
A su regreso a España, el profesor Wuulf, académico sueco, presenta su candidatura al Premio Nobel de Literatura, que no prosperó a falta de un solo voto-la Real Academia Española no la apoyó-, a pesar de que, según el presidente del comité del Nobel, lo merecería por una sola de sus Pastorelas, la titulada En propia mano. También al regreso de este periplo, Alfonso XIII le concede el Gran Cordón de Isabel la Católica.
En 1929 escribe La virgen prudente, que versa sobre las dificultades de una mujer para brillar intelectualmente en un mundo eminentemente masculino, y publica Siete rayos de sol, recopilación de cuentos del folclore castellano y mexicano.
La flor de ayer (1934), cierra un largo y fructífero período en la vida y en la producción literaria de Concha Espina, que comienza a perder paulatinamente la visión, dramática circunstancia que ralentiza su ritmo de trabajo pero apenas altera su capacidad creativa.
Durante la Guerra Civil y en compañía de varios familiares femeninos, entre los que se incluyen dos de sus nietas, relata su temor, y su preocupación por el presente y el futuro en una serie de relatos titulada Luna roja; una novela ambientada en Santander, Retaguardia y el diario Esclavitud y libertad. Diario de una prisionera.
Tras la guerra, escasean los ejemplos de literatura comprometida con las injusticias sociales y el empeño en mejorar la situación individual y social de la mujer, hasta entonces siempre presente en la mayoría de sus obras.
En 1945 es propuesta, de nuevo sin éxito, como candidata al Premio Nobel de Literatura. En 1947, su amigo José María de Cossío, recién ingresado en la Real Academia Española, propone que la escritora ocupe otro sillón vacante en dicha institución, intento de nuevo infructuoso. En 1950, José María Girón le impone la Medalla de Oro del Mérito al Trabajo, de la que la escritora afirmó sentirse orgullosa, porque creía que "de verdad la merecía". Su trabajo incansable, unido a su vocación literaria y al éxito de sus creaciones, es un componente básico en su dilatadísima carrera literaria.
Participó en casi todos los géneros literarios y colaboró en prensa, radio y diversos acontecimientos sociales. Muchas de sus obras fueron adaptadas al cine. Pionera en el modo de afrontar la problemática femenina desde la literatura-reivindicando el progreso que consideraba imprescindible desde historias individuales-, en su lucha por la problemática social de los mineros en España, en sus innumerables viajes y experiencias derivadas de estos, su ex libris y mote de su escudo: "Velar se debe a la vida de tal suerte que viva quede en la muerte", cierra el prólogo a sus Obras completas, cuya tercera edición tuvo lugar en 1970.
Fuente: https://dbe.rah.es/biografias/8945/concepcion-espina-y-tagle
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